*El especialista barista y bartender, Jorge Israel recorre la ciudad de Puebla abordo de un triciclo para llenar la atmosfera de aromas a tierra humeda; “Mostacho Café. El “coffe bike móvil” intenta crecer en la jungla del asfalto
Guadalupe Bravo
Puebla, Pue.- Como salido de una avenida concurrida de Londres, Jorge Israel pedalea su triciclo de café -un símil al carrito de tamales mexicano que alimenta a los trabajadores todos los días- hasta llegar a los paladares más exigentes y conocedores de este grano tostado y molido.
No solo el concepto es una idea extravagante para Puebla, también lo son los sabores gourmet: gracias a sus conocimientos como barista y bartender ofrece dentro de su exquisito menú: espresso tonic, orange tonic y carajillos.
Diez años han pasado desde que Jorge Israel Mauleón decidió estar detrás de una barra sirviendo tragos de coctelería o cafetería a las personas sedientas de relajar el cuerpo y apaciguar la mente. Su trabajo lo llevó a guiar tres establecimientos que a su vez le brindaron la experiencia, contactos y el impulso para poner a rodar su propio negocio.
La bebida estimulante no solo despierta conciencias sino también proyectos, por lo que se convirtió en el impulso para crear Mostacho Café. El “coffe bike móvil” muy común en tierras londinenses, que ahora pueden disfrutar los poblanos.
Hace casi medio año Jorge Israel, pese a su miedo al emprendimiento y al fracaso, decidió salir a las calles de la capital poblana y en pleno corazón del Centro Histórico instaló su triciclo y comenzó a moler el grano proveniente de la Sierra Norte.
Su socio y caficultor de confianza le advirtió que no era un campo fácil de sembrar, pero la confianza en su experiencia y la pasión que sirve en cada taza de café, lo hizo aparcar en el Corredor 5 Mayo, uno de los torrentes turísticos más importantes de la ciudad.
El ambulantaje y trámites burocráticos para apoyar su idea de negocio lo hicieron moverse a una zona más segura, cómoda y estable, donde los vecinos de la calle 34 poniente y bulevar 5 de Mayo se convirtieron en sus primeros clientes.
Cuenta que el primer día de arrancar el motor de la cafetera no solo recuperó la inversión, sino que superó sus expectativas. Los clientes se vieron atraídos por disfrutar su café favorito durante un paseo que aviva el alma.
Aunque desea que todos se deleiten con los sabores especiales, sabe que llevará tiempo instruir el paladar de sus comensales, por lo que ve en ello un reto que está ansioso por afrontar.
Su familia y amigos, aunque temerosos de explorar el mundo del emprendimiento a su lado, son sus mayores admiradores y su mejor fortaleza, quienes también lo apoyan en su sueño de establecer una barbería y combinar el servicio con la cafetería.
Los tatuajes en su cuerpo demuestran el amor hacia las tierras poblanas que germinan el café, así como sus pasiones y anhelos; su piel se convierte en un escrito de su historia y del futuro audaz que escribe a cada pedaleo.